Lema
Del Enigma sin Albas, a Triángulos de Luz
Del Enigma sin Albas
Significa la ignorancia. Es tradición alegórica al referirse a las nebulosas de la mente como una noche sin esperanza, en la que el sujeto de fortuna aciaga no tiene más consuelo que la angustia y la desesperación. La Filosofía explica al ignorante como ciudadano de la duda metafísica, estado mortal del espíritu que se asfixia ante el Universo y se pierde en los abismos de lo insondable.
La Luz
Es la ciencia y es el saber; más de una vez se ha objetivado el despertar superior del hombre, se han dramatizado sus incursiones a lo alto, en función de panaceas lumínicas: la luz es la estrella encendida que mantiene la cortadura del hombre y su pensamiento en las canteras de perenne creación; el hombre alcanza el sentimiento de su naturaleza por la luz interior.
El Triángulo
Es el sendero de la perfección. Las doctrinas psicologicas hacen del alma dialéctica del ser humano una síntesis de inconsciencia, de subconsciencia y de la conciencia, estratos anímicos cuyo desarrollo unilateral produce, a la postre, o anomalías reprensibles o anormalidades degradantes: la coordinación evolutiva de los campos de la psique tiene como resultado el hombre armónico, simbolizado por el triángulo con sus puntas equidistantes. El mistecismo asigna al ser racional lo planos corporal, mental y espiritual; y el hombre es hombre, esto es, se perfecciona, en la medida en que esos planos, en sus manifestaciones dirigidas por el individuo, se equlibran dando lugar a una personalidad de magistral mesura y cordial dignidad.
Del Enigma sin Albas, a Triángulos de Luz
Se interpreta, pues, como el destino del hombre que, emergiendo de la ignorancia secular, se remonta a través de un hondo sentido de perfección interna a las alturas del conocimiento.